En el sector inmobiliario, entender la Zona Marítimo Terrestre es crucial para agentes y clientes. Implica aspectos legales complejos, como la responsabilidad civil y los seguros. La Zona Marítimo Terrestre es inalienable, pertenece al gobierno central o municipal y es el ICT quien supervisa las concesiones.

La zona marítimo-terrestre de Costa Rica es una franja de terreno a lo largo de las costas del país, regulada por la Ley No. 6043. Abarca 200 metros desde la pleamar. Se divide en zona pública (primeros 50 metros) y zona restringida (siguientes 150 metros).

Busca proteger los recursos costeros, garantiza el acceso público y permite concesiones controladas para el desarrollo sostenible. Incluye los terrenos ganados al mar y los márgenes de los ríos hasta donde sean navegables o se hagan sensibles las mareas.

El plan regulador establece las pautas para el desarrollo en la ZMT y es creado por la municipalidad. Comprender e interpretar este plan es fundamental para garantizar el cumplimiento de las regulaciones locales. Si se desea realizar un uso diferente al establecido en una zona, se puede solicitar un «uso condicional» sujeto a la aprobación de la municipalidad.

Es esencial tener en cuenta las restricciones y los requisitos específicos para cada tipo de uso. Los agentes inmobiliarios deben estar familiarizados con este proceso y proporcionar orientación experta a sus clientes para garantizar un desarrollo legal y exitoso.

Comprender los actores del mercado, las diferencias entre zonas pública y restringida, así como el proceso de venta de concesiones es clave para invertir sabiamente.

Enumerar propiedades en la Zona Marítimo Terrestre requiere un conocimiento detallado de las regulaciones locales y los requisitos de concesión. Los agentes inmobiliarios deben comprender los actores del mercado, las diferencias entre zonas pública y restringida, así como el proceso de venta de concesiones. Además, la interpretación precisa del plan regulador es fundamental para garantizar un desarrollo legal y sostenible. Informar adecuadamente a los clientes sobre estos aspectos puede mejorar la transparencia y la confianza en el proceso de compra y venta de propiedades.

Con un conocimiento sólido y una orientación experta, podemos facilitar transacciones seguras y sostenibles, agregando valor a nuestros clientes y al entorno.