¿Alguna vez ha soñado con cultivar sus propios alimentos? No hace falta vivir en el campo para que esto sea una realidad, buscar formas de vida más sostenibles cada vez es más común. Tener un huerto casero no solo favorece a su bolsillo; sino, que al ambiente también.
Lo huertos urbanos nacen por necesidad. Durante la segunda mitad del siglo XX, los países en guerra no podían depender de importaciones; razón por la cual, las personas comienzan a cultivar sus propios alimentos desde sus casas en la ciudad. Aunque en la actualidad no sea una necesidad, esta practica trae muchos beneficios.
¿Qué son específicamente los huertos caseros?
Son un sistema de cultivo de hortalizas, plantas aromáticas e inclusive frutas; sin embargo, su principal característica es que pueden hacerse en cualquier rincón de una casa citadina. Es muy común verlos en en azoteas o terrazas, por lo que si usted vive en una torre, esta es una opción perfecta para usted.
Una de sus funciones es capturar el CO2 de las ciudades y se alimentan mediante la luz solar. Su forma y tamaño depende mucho de la creatividad de quien los haga, ya que se pueden adaptar a cualquier espacio; incluyendo paredes. Aunque suelen ser pequeños, con el cuido adecuado pueden llegar a alimentar hasta dos personas.
Beneficios de tener un huerto casero
La salud es uno de los principales puntos a favor de los huertos urbanos. El cultivar su propia comida, le garantiza alimentos frescos y de calidad sin el uso de plaguicidas ni fertilizantes. Esto tiene un impacto muy positivo en la salud y por ende en la calidad de vida.
Al mismo tiempo, mejora la salud mental. Los huertos urbanos se convierten en un hobby, esto ayuda a liberar estrés ya que es una forma de despejarse y de hacer algo diferente. Además, es un espacio para compartir ya que pueden participar todos los miembros de la casa.
Para los niños es una actividad muy enriquecedora porque funcionan como núcleos educativos. Es una excelente forma de inculcar la responsabilidad ambiental y promover prácticas sostenibles para un mejor futuro. Así como una serie de valores, los cuales mediante el cuido de este se vuelven una gran forma de aprendizaje.
El impacto ambiental que estos aportan es muy importante. Ayudan a reducir el efecto conocido como isla de calor, gracias a la inercia térmica del agua presente en las plantas y la tierra, hace que el huerto absorba el calor y regula la temperatura. Además, cumple la función de santuario urbano para animales e insectos polinizadores.
Si usted está planeando o ya vive en un condominio, es una muy buena propuesta para realizar en conjunto. Esto facilita la integración de grupos y promueva el compartir mediante una dinámica diferente, entretenida y educativa.
¿Cómo hacer un huerto casero en la ciudad?
Antes de comenzar, debe definir en que espacio de la casa quiere realizar su huerto. Este puede ser en el interior, en el jardín, el balcón, la terraza e inclusive en el interior. Esto es muy importante para poder definir el siguiente paso, el cual es; elegir que recipiente o contenedor mejor se adapta a las condiciones. Pueden ser:
- Macetas
- Macetas colgantes
- Mesa de cultivo
- Jardines verticales
- Cuando ya tiene definida la ubicación y superficie, coloque el sustrato o tierra dentro del recipiente. Entre más ecológico este sea mejor, se recomienda utilizar el compost.
- Luego debe elegir la forma de siembra la cual puede ser de dos maneras; directamente en la tierra del recipiente que haya elegido, o en una maceta más pequeña y transplantarla luego con mucho cuidado de no dañar las raíces.
- El tercer paso es el riego, se recomienda el método del goteo. Para hacerlo, llene de agua una botella plásticas reciclada o algún recipiente, quítele la tapa e introduzca un cordón o pedazo de tela que vaya desde el interior de la botella, hasta la tierra. Esta es una gran forma de ahorrar más agua; sin embargo, durante la época seca debe regarse con más regularidad.
- Por último, es importante abonar la tierra unas dos veces al año. Esto añade nutrientes y minerales que son necesarios para el crecimiento de las plantas y cultivos.
Realizar estas actividades en casa, no solo contribuyen con la sostenibilidad ambiental y económica; sino que son un espacio recreativo y educativo que aportan gran valor a su calidad de vida. Es una pequeña inversión que al incorporar la energía de la naturaleza en su día a día, le traerá grandes cambios a su vida mediante nuevos hábitos y mayor adquisición de conciencia ambiental.