La Iglesia de San Antonio de Escazú, es un monumento emblemático que une el pasado y el presente. El cantón de Escazú, a pesar de su exponencial desarrollo, ha sabido mantener viva la historia y cultura de nuestro país. Desde tradicionales estructuras hechas con Bahareque, hasta la manufactura de mascaradas.
Conozca en este artículo cómo la emblemática iglesia de San Antonio ha sido testigo del desarrollo de una comunidad y sus tradiciones.
Historia y construcción
Al igual que muchas iglesias de esa época, la comunidad misma llevó a cabo la construcción de la edificación a lo largo de los años.
Se estima que la construcción comenzó aproximadamente en 1910 y se finalizó por completo alrededor de 1950.
La fachada se completó en 1929, dejando solamente pendientes las torres, las cuales se construyeron con concreto armado en 1937.
Estas torres añadieron un toque neogótico distintivo a la estructura, fusionándose armoniosamente con el diseño general.
Este estilo se manifiesta desde las ventanas y arcos exteriores de acceso hasta la arcada que divide en tres naves la planta interior. Además, se extiende a los altares de madera y otros elementos decorativos que complementan la estética general de la icónica iglesia de San Antonio.
La madera utilizada en la construcción provino de los propios bosques de Escazú y se incorporó en la estructura principal de la edificación. Se aplicó la técnica conocida como bahareque francés, que implica un entramado denso de caña de castilla recubierto con una capa de concreto sobre la cual se añadieron las decoraciones y molduras.
Punto de encuentro comunitario
La iglesia no es solo un lugar sagrado, sino el corazón de la vida comunitaria en San Antonio de Escazú. Aquí, la gente se encuentra para celebrar festividades, eventos religiosos y otros momentos de interés comunal.
La comunidad se fusiona con la estructura, creando un vínculo que permite que su importancia perdurar en la historia. Este arraigo a su comunidad es único y genera admiración en quienes la visitan.
De esta manera se realizan en sus alrededores las tradiciones más típicas de la comunidad, como el popular día del boyero y las muy conocidas mascaradas de Escazú. Estas actividades atraen a personas de todos lados del país para disfrutar de la cultura local y le dan un gran valor e identidad a la zona.
La Iglesia de San Antonio de Escazú no es solo un edificio religioso, es una muestra de la unión y arraigo de una comunidad.
Si está visitando Escazú, aproveche la oportunidad y visite este sitió histórico de la comunidad que ha resistido la prueba del tiempo.
Un viaje a través de sus puertas es un viaje al pasado y una conexión con la vida del costarricense de antaño.
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