Escondido en la selva en el extremo suroeste de la Península de Nicoya, el área de Santa Teresa, que incluye Mal País, Playa Hermosa, Cabuya, Montezuma, Delicias, Santiago y Manzanillo, es un punto turístico de rápido crecimiento con una sensación que no se encuentra en ningún otro lugar en el mundo. El área comenzó a desarrollarse a partir de un mosaico soñoliento de tierras de cultivo y pueblos de pescadores a mediados de la década de 1990 después de que se descubriera que sus playas de arena blanca bordeadas por la jungla albergaban algunas de las olas más consistentes del planeta. Aunque en los últimos 20 años el área ha pasado de ser un puesto remoto de surf a uno de los principales destinos internos del país, el área aún conserva sus raíces como un paraíso natural de selva tropical prístina, olas y buenas vibraciones.

Uno de los factores clave que ha permitido que el área de Santa Teresa conserve su idilio es su historia de propiedad de la tierra; Debido a su lejanía, el gobierno costarricense comenzó a otorgar a las familias locales grandes extensiones de tierra hace casi cuatro décadas a cambio del compromiso de cultivar y desarrollar estas concesiones durante los siguientes 15 años.

Estos acuerdos comenzaron a expirar hace unos 20 años, y los terratenientes comenzaron a dividirse y vender sus tierras previamente protegidas. Como resultado, los precios se han disparado durante la última década de unos pocos dólares por metro cuadrado a unos pocos cientos de dólares por metro cuadrado. Los compradores van desde familias que buscan una casa de vacaciones o ingresos pasivos hasta desarrolladores boutique que ofrecen villas y hoteles llave en mano de gama media a alta. Las perspectivas de alto crecimiento y un aumento en la cobertura de los medios de comunicación que publicitan el área significan que se espera que los precios continúen su tendencia alcista en el futuro previsible.

Anteriormente accesible en un viaje de más de 6 horas desde cualquiera de los principales aeropuertos de Costa Rica, el crecimiento del área ha estado acompañado por una variedad de mejoras bienvenidas en la accesibilidad del área. De los dos aeropuertos internacionales (Aeropuerto Internacional Juan Santamaría (SJO), en las afueras de la capital, San José, y Aeropuerto Internacional Daniel Oduber Quirós (LIR) en Liberia), SJO ofrece la conexión más conveniente; un impresionante vuelo de 30 minutos sobre el pintoresco Golfo de Nicoya deposita a los viajeros en Tambor, que se encuentra a 40 minutos más en transporte o en automóvil privado a través de las montañas cubiertas de selva hasta Santa Teresa. Un aeropuerto regional en Manzanillo actualmente ofrece solo vuelos chárter, pero se espera que se abra a vuelos comerciales dentro del año, lo que reducirá el viaje a Santa Teresa en otros 20 minutos y brindará un mejor acceso a las ciudades más al norte de la península, como Playa Hermosa y Manzanillo.